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Oier Ariznabarreta, el picante

Oier no deja a nadie indiferente. Es la salsa de todas las carreras, la guindilla en el pistoletazo de salida. Algunas salen bien y otras mal. Raúl Leorza traza su perfil.

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Lo que es cierto es que no se guarda nada, sale a por todas sabiendo que no va a aguantar más de tres horas corriendo y eso lo exprime al máximo, y cuando decimos al máximo es así.

La imagen icónica de el de Durango corriendo solo en la salida de Zegama es ya un clásico y no solo en Zegama, lo hemos visto poner a todos a su rebufo en varias carreras, en la suya como es la Media Maratón de Montaña de Bera (la ha ganado siete veces) y en otras tantas. Recordamos con especial cariño un año extraordinario para él, en el 2019 se llevó el Campeonato y la Copa de España de Fedme con victorias y récords de varias pruebas, y eso es mucho.

Y no ha dejado de competir en trail ningún año desde el 2009, trece años en lo más alto, combinando carreras en ruta, cross, pista y trail.

Oier no es un tipo normal, es un pura sangre de sangre caliente, un tipo competitivo amante de los viajes, de la bici, incluso del tándem.

Recordemos que entrena en pista, dando vueltas a ritmos endiablados y que tiene una MMP de 2:16:43 en la Maratón de Sevilla de este mismo año, una marca casi olímpica al alcance de muy pocos.

Este fin de semana le hemos vuelto a ver a lo suyo, saliendo a por todas en Zegama, poniendo a todos detrás de él, al principio a los africanos Matthew Kiptanui y Reuben Narry (este último no llegó), sabiendo que no iba a aguantar a su ritmo más de tres horas, ni él, ni muchos que le siguieron. Que la victoria en esta carrera no es para él, pero eso no importa, importa el espectáculo, los kilómetros y el cariño de la afición, y eso lo tiene ganado desde el primer metro. Al final 5:12:46 y una posición 169 de la general. Con dorsal asegurado para la edición de 2023 que ya estamos esperando.

Para algunos puede ser un suicida, al estilo del norteamericano Zach Miller en UTMB, pero eso no le importa, en este deporte tan chulo como son las carreras por montaña (llámese con la preposición que se quiera) hay valores que van más allá de ganar y más allá del dinero (y eso que Nienke y Kilian se llevaron 3.000€ este año). Oier tenía otro objetivo y seguro que está satisfecho por ello.

Oier es el corredor que quieren en todas las carreras, grandes o pequeñas, a pesar de no ser un corredor técnico, ni mucho menos, con dificultades en las bajadas que suple con una punta de velocidad increíble para los amantes del trail. Las carreras se ganan en las subidas y se pierden en las bajadas se dice siempre, no creo que eso sea lo importante para el durangués.

Lo importante para todos nosotros es lo que disfrutamos cuando le vemos salir a por todas y, más aún, cuando le vemos llegar a meta.

Oier es espectáculo puro y en la distancia corta un tipo amable y educado, siempre con una sonrisa y de buen humor. Oier es el picante que toda carrera necesita, de elegante pisada y técnica perfecta, sangre caliente que no especula, no se guarda nada.

 

 

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