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Atravesar Tennessee virtualmente. Una motivación, un pasatiempo y un objetivo.

Casi veinte mil corredores se inscribieron en The Great Virtual Race Across Tennessee, una prueba virtual impulsada por Lazarus Lake. Marcos Lallana, finisher, comparte su experiencia.

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Fue un largo viaje. O corto, quizá, se ve distinto una vez finalizó.

Cuando las restricciones se levantaron y se pudo salir a correr, me embarqué en la tarea de cruzar Tennesse durante cuatro meses a miles de kilómetros de distancia.

Ya sabéis lo que es esto. Un amigo conoce a otro que le cuenta la aventura, y una vez se planta la idea en tu cabeza… ¿por qué no? Es una motivación, un pasatiempo, y también un objetivo.

En resumen, que mientras corría por los acantilados de Salou, o iba en dirección contraria hacia el puerto deportivo de Cambrils… ; mientras me colaba en los terrenos de la Ciudad de la Luz en Alicante o subía agónicamente al castillo de Santa Bárbara…; o caminaba sin prisa pero sin pausa hacia el Faro del Fangar o ascendía el Pico del Águila… iba desplazándome virtualmente por el estado del country. Si bien la mayoría de todos esos kilómetros fueron en solitario, unos cuantos los hice acompañado de mi mujer en rutas cercanas a casa ejerciendo de “pacer” con mucho gusto.

19000 personas a lo largo y ancho del mundo han participado en este trayecto. Una comunidad que me ha trasladado a los suburbios de Ghana, montañas en Australia, o distintos parques naturales… también fauna autóctona, lagartos y similares… todo animal con el que se cruzaban estos corredor@s y tenían a bien compartir.

Por supuesto, historias de superación que proliferan en este tipo de retos. También he visto a gente lesionada, gente que ha contraído el Covid-19, o que han fallecido… es lo que tiene la globalización y miles de personas distintas de todas partes del mundo.

A pesar de que yo llegué sobre la bocina, hubo corredores que lo hicieron en pocos días. Hubo gente que finalizó… y que volvió hasta el comienzo y volvieron a empezar… 1000 millas, dos mil kilómetros… tres mil… una locura. Para mí no existía una carrera, sino un compromiso conmigo mismo de terminar lo que se empieza. No hubo cintas de correr (ni tengo ni me va), ni tampoco sentimiento de culpa si pasaban días sin cumplir. Se compensaban en los siguientes y listo.

Ahora quedo a la espera de recibir mi hebilla –es un guiño al western y folklore americano, pero mola- para compartir la fotico y guardarla con el resto de recuerdos atléticos.

Dichosa pandemia, y malditos problemas que ha traído consigo. Te puedes refugiar en muchas cosas para evadirte y no entristecerte ante tantas noticias negativas… ¿un ejemplo? Correr 1022 kilómetros a lo largo de Tennesse y “teletransportarte” vía Google Maps para ver dónde te encuentras… ¿Friki? Sí, pero con una hebilla molona.

 

Texto: Marcos Lallana

 

1 comentario
  1. Bonifacio dice

    Grande marcos! Buena experiencia

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