Nervios del reencuentro

En estos momentos miles y miles de deportistas y no deportistas solo piensan en una cosa…que sea ya mañana para poder salir y ver al “amor de mi vida”

Por Miguel Sola

En estos momentos somos aquellos adolescentes que después de pasar todo el verano en el pueblo ven como quedan pocas horas para volver a la ciudad y ver a la chica o chico que tanto les gusta. Nervios de ese amor juvenil que no te deja dormir. ¿Se acordará de mí? ¿Habrá conocido a otr@?

En estos momentos miles y miles de deportistas y no deportistas solo piensan en una cosa…que sea ya mañana para poder salir y ver al “amor de mi vida”. Bueno, seamos pacientes y como dice el refrán Roma no se construyó en un día, ¡ni en una noche! no queramos recuperar un mes en un día, tenemos que empezar poco a poco, no le agobiemos, toca cortejar con mucho mimo y cariño.

En la cena, muchos solo escucharán bla bla bla…, su mente les llevará locamente a recordar su mirada, esa peca en su mejilla y su dulce sonrisa. “Ayns”… qué bonito es el amor juvenil.

Y llegó la gran pregunta, ¿Qué me pongo para la cita? ¿Estreno ropa o me pongo “la de la suerte”?

Me imagino mucha gente más nerviosa esta noche que la noche anterior al debut en maratón.

La ropa en la mesilla y 6 alarmas en el despertador. Sin apenas dormir, las ojeras marcadas y no hablemos de los kilos…, que bien podríamos ser desfile de chefs, puesto que mínimo en estos días todos tenemos una estrella Michelin. Alguno va sobrado y seguro tiene 6 ó 7.

Llegó el momento de veros, pero solo un ratito pequeño, quedaros con ganas, tenéis muchos días por delante para contaros todas las experiencias vividas en este “verano en el pueblo”, no es cuestión de contaros todo en un solo día y no volver a veros en meses.

Unas pinceladas, un reencuentro, un cruce de miradas, una sonrisa furtiva, un bonito reencuentro.

Y volver a descontar las horas para oler su perfume, ver el hoyuelo de su mejilla cuando sonríe, en fin, ver al amor de tu vida.

Disfrutad amigos, disfrutad, que el tren del amor pasa pocas veces.

 

Miguel Sola
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