Mochilas con airbag, un seguro de vida

Álex Puyó nos explica todos los detalles de un elemento imprescindible para ser rescatados con vida tras una avalancha

Álex Puyó es el encargado de acercarnos una vez al mes en Tierra de Aventuras los aspectos más técnicos del material de montaña. En programas anteriores estuvimos haciendo un repaso pormenorizado a los dispositivos de detección de víctimas de alud y comentamos que, además de los ARVA, había que utilizar otros elementos fundamentales: la pala y la sonda. Desde hace unos pocos años, se ha popularizado el cuarto elemento que va camino de convertirse en imprescindible en los rescates en avalanchas: las mochilas con airbag.

¿Qué es una mochila antiavalanchas?

La mochila con airbag, también conocida como mochila antiavalanchas, es una mochila que contiene un mecanismo que activa el inflado de una bolsa de aire y que permite permanecer en superficie en caso de alud; es un elemento que, aunque existe desde hace tiempo, es en los últimos años cuando se ha empezado a popularizar.

Gracias a este dispositivo de seguridad se han salvado bastantes vidas al evitar que los cuerpos queden enterrados tras un alud y, en conjunto con el DVA, la pala y la sonda, son los cuatro componentes básicos de la equipación contra las avalanchas.

No existe el riesgo cero, pero la combinación de estos elementos aumenta significativamente las posibilidades de sobrevivir. Aporto datos de la SLF (el instituto suizo para la investigación de la nieve y las avalanchas): con sistema Airbag solo un 3% de las víctimas quedan enterradas y precisan rescate externo, en comparación con el 43% que necesita auxilio del exterior entre los que no llevan sistema Airbag. Respecto a la tasa de supervivencia de aquellos que quedaban enterrados, un 97% de los que llevaban mochila de airbag sobrevivían a la avalancha, mientras que entre los no la llevaban el porcentaje bajaba hasta el 75%.

 

Funcionamiento

El funcionamiento es relativamente simple y el propio nombre de “airbag” ya nos lleva a pensar en el funcionamiento del airbag de un coche. Consiste en una bolsa que se lleva recogida dentro de la mochila y que lo activamos cuando corremos el riesgo de vernos atrapados por una avalancha. Esa bolsa se llena de aire y hace que mientras nos vemos arrastrados por un alud permanezcamos en la superficie o, al menos, bastante cerca de ella favoreciendo la salida por nuestro propio pie o nuestra localización y rescate. La diferencia con el airbag del coche es que el inflado de la bolsa de la mochila no es tan rápido, que lo debemos activar manualmente y que el airbag del coche tiene como objetivo amortiguar un impacto mientras que el de la mochila es hacernos aumentar de volumen.

Simplificándolo mucho podríamos decir que gracias a la bolsa “flotamos” en la nieve, aunque por qué flotamos es algo más complicado de explicar. El descubrimiento fue casual a principios de los años 70 cuando Josef Hohenester, un guardabosques que llevaba un rebeco muerto atado a su mochila, fue arrastrado por un alud y contra todo pronóstico salió relativamente indemne, lo que le llevó a investigar por qué no había sido enterrado por la nieve. Descubrió en sus carnes un principio físico que se llama “segregación inversa”. Por este principio, en una mezcla heterogénea en movimiento, los cuerpos más voluminosos quedan en la parte superior de la mezcla, quedando abajo los más pequeños. Este guardabosques, después de esto se dedicó a buscar un sistema para aumentar el volumen del montañero y así verse favorecido por la segregación inversa y finalmente patenta un sistema de inflado de una bolsa.

 

Desarrollo de las primeras mochilas airbag

Hohenester no convirtió la idea en invento. Él solo crea la patente y trata de venderla a quien pueda desarrollarla. Es en los años 80 cuando el esquiador Peter Aschauer, que había quedado muy impactado por un alud que a punto estuvo de costarle la vida en Canadá, se hace con la patente y funda la empresa ABS (Avalanche Balloon Secutem “Secure Item”) que tras cinco años de prototipos logra presentar un modelo comercial de inflado rápido de bolsa de aire en la feria ISPO de Munich.

La acogida, sin embargo, no fue demasiado buena. Al principio, los sistemas eran muy rudimentarios y constaban de un cable Bowden, como los frenos de las bicicletas, que activaba el sistema perforando un cartucho de gas que inflaba el globo. Esto tenía muchas limitaciones técnicas, como la curva a la que se puede someter el cable, que no puede ser muy pronunciada y la fuerza que había que realizar para perforar el cartucho, que no era poca. Además, el sistema pesaba unos 4 kilos y no siempre funcionaba a la primera. Aun así, se iban suministrando modelos a los guías, grupos de rescate y profesionales de la montaña y con la obligatoriedad de su uso en los cursos de instructores fue poco a poco calando en el gremio montañero.

 

Mejora en el funcionamiento

Este sistema rudimentario y pesado cambia en 1996 cuando la marca Vaude comienza a desarrollar el primer sistema pirotécnico-neumático en el primer sistema con doble bolsa. Posteriormente, diversas marcas van compitiendo por desarrollar el sistema, aportando cada una valiosas contribuciones de diseño y funcionamiento, entre ellas Deuter y Dynafit.

A partir de 2005 comienzan a ser modelos más prácticos, con materiales de bolsa más ligeros, resistentes y compactos y desde 2010 la empresa ABS ya empieza a ofrecer cartuchos de carbono que sustituyen a los pesados cartuchos de acero. En total el conjunto se redujo hasta los 3 kilogramos aproximadamente. La verdadera difusión de estos sistemas comienza en torno a esos años cuando ABS comienza a vender sus Unidades Base que pueden ser acopladas a otras mochilas compatibles.

Compatibilidad y limitaciones del sistema ABS

No todas las marcas tienen sistemas compatibles con el sistema ABS, pero sí bastantes de las más importantes. The North Face, Salewa u Ortovox integran este sistema y otras marcas como Burton, Osprey o Salomon tienen modelos compatibles con las unidades base.

Hay que puntualizar que estamos hablando de sistemas compatibles con ABS que fue la primera marca, pero en la actualidad tenemos alternativas que podemos considerar objetivamente como mucho más interesantes porque superan las limitaciones del sistema de cartucho de gas. Entre esos problemas bastante limitantes cabe destacar:
• Cada cartucho se puede utilizar una sola vez. Una vez que se ha accionado nos deja sin sistema en caso de una segunda avalancha.
• El cartucho es un repuesto algo caro. Un poco más de 40€ con los precios actuales.
• No podemos hacer una prueba para comprobar que funciona sin inutilizarlo.
• No se puede llevar en cabina cuando viajamos en avión.

Es sobre todo el hecho de que cada cartucho sea de un solo uso lo que más limita su utilización y esto tiene implicaciones trágicas. Accionar el tirador, aunque es fácil, requiere de cierta práctica que los montañeros no entrenan porque es muy caro y además te deja sin Airbag para hacer tus salidas mientras repones uno. Esto provocaba que en situaciones de estrés como la de ver una avalancha venir hacia ti, muchos montañeros no atinaran a accionar el mecanismo o demoraran conscientemente la activación por si podían evitar la avalancha por sus medios y a veces llegaran tarde a hacerlo.

 

Alternativas a los sistemas de cartuchos

Hace unos años surgió un nuevo sistema eléctrico, el Jetforce que consiste en un compresor que inyecta aire en la bolsa. Es un sistema casi tan rápido como los cartuchos (hincha la bolsa en poco más de 3 segundos), casi un kilogramo más ligero, que permite comprobar previamente el funcionamiento del sistema con un indicador; es recargable; tiene varios usos por carga y con otras utilidades como desinflado automático. Este sistema permite liberar espacio si hemos quedado enterrados, creando una cámara de espacio y aporta aire limpio tras los primeros momentos de respiración muy agitada por el susto y los nervios.

La única desventaja de los sistemas eléctricos es que nos podemos quedar sin carga por la batería utilizada, pero es un problema que ya ha sido superado. El mayor inconveniente de los sistemas eléctricos era que utilizaban baterías de ion de litio que, teniendo en cuenta las temperaturas frías de la alta montaña invernal, podían descargarse bastante rápido. También que, según el tamaño de la batería impedía de igual modo su traslado en avión dentro de cabina.

Actualmente existe un nuevo sistema de alimentación que utiliza el sistema Alpride: los supercondensadores (o supercapacitadores).
• Permiten un número ilimitado de cargas.
• Mucho más ligeros que los sistemas tradicionales, algo más de un kilogramo.
• Funcionan en casi cualquier rango de temperatura sin perder eficiencia.
• Se cargan completamente en 20 minutos con USB.
• Permiten la utilización con pilas AA en caso de largas travesías en autonomía.
• No tienen limitaciones en viajes en avión.

A comienzos de 2021 solo hay un modelo de bolsa con supercondensadores, la Alpride E1. La incorporan, aparte de los propios modelos de Alpride, varias mochilas de Scott, un par de modelos de Osprey y una de Black Diamond a un precio que suele estar a partir de los 840€.

 

Texto: Alex Puyó

 

 

 

 

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