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Nocturna Pico Cueto. El trabajo y pasión en kilómetros de balizaje.

Casi trescientas personas disfrutamos de una prueba que, por recorrido, por marcaje, por trabajo y por ser para el corredor, debería ser referente en la provincia. Estas carreras son las que deben perdurar en el tiempo, y ese fue el pensamiento de los que disfrutamos del rico potaje con el que la organización nos obsequió al final de tan espectacular prueba.

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Por Sergio Cuevas Saldaña, colaborador de Territorio Trail Media

 

Si algo hay que valorar de una carrera, independientemente que sea de asfalto o de trail, es la pasión y el buen hacer de la organización. En Boñar, una localidad leonesa de mil quinientos habitantes y que es una de las puertas a los picos de Europa, saben cómo ATRAPAR a los corredores. Y digo atrapar en mayúsculas porque es imposible escapar de un recorrido en el que, durante más de dos tercios de la carrera, corres entre cintas de balizar para que no te pierdas.

No debe ser fácil organizar una carrera en esta época en la que todo se convierte en negocio. No debe ser fácil conseguir que más de cien firmas empresariales formen parte de este evento, pero la organización lo consiguió y se trasladó directamente al corredor. Cinco euros costaban las inscripciones a las carreras de 19 y 14 kilómetros, y tres euros a los andarines. Veinticinco céntimos de euro por kilómetros en el caso de la prueba reina fue el coste de quienes pudimos participar en una carrera que debería ser referencia de organización y belleza para el resto de pruebas. Y es que no solo nos regalaron un recorrido largo, divertido, duro y técnico, sino que además nos obsequiaron con una bolsa del corredor repleta de comida y textiles.

En cuanto al recorrido de la prueba de 19 kilómetros, contar que, tras un kilómetro por las animosas calles de Boñar, las piernas empezaban a notar los primeros metros de desnivel. Pinares para arriba, pinares para abajo, cortafuegos técnicos, repechos duros y pistas muy corribles nos llevaron, entre las nueve y cuarto de la noche hasta la una de la madrugada, a disfrutar del protagonista de la carrera, el Pico Cueto. Y como se menciona en el titular, el recorrido balizado de manera escrupulosa por la organización, no dio pie a que nadie llegara a meta sin dar una zancada de más. Precioso el recorrido de una carrera que el leonés Diego Alonso, del equipo Fisiorama, volvió a ganar con un tiempo de dos horas y dos minutos. Dos minutos más tarde entraba Omar Álvarez, del Cenador Rua Nova, ocupando el tercer cajón Javier García. En féminas, Victoria Santamaría, con dos horas y treinta minutos subía, holgadamente, a lo más alto, escoltada por Isabel Alonso y Camino Guerra Gómez.

En la prueba de 14 kilómetros, Guillermo Palacios, Eduardo Yusto y Gonzalo Barrientos fueron los más rápidos. María González Pereira, Inés Baños y Maite Trobajo hacían lo propio en la categoría femenina.

Casi trescientas personas disfrutamos de una prueba que, por recorrido, por marcaje, por trabajo y por ser para el corredor, debería ser referente en la provincia. Estas carreras son las que deben perdurar en el tiempo, y ese fue el pensamiento de los que disfrutamos del rico potaje con el que la organización nos obsequió al final de tan espectacular prueba.

Gracias, Boñar.

 

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