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La Everest Trail Race desde dentro. La llegada.

Nuestros compañeros Raúl Leorza y David Sánchez está en Nepal, integrados en la Organización de la Everest Trail Race, para traernos toda la actualidad de la octava edición de la prueba. Además de la última hora de la carrera, también compartirán sus sensaciones como miembros del equipo organizativo.

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El viernes 2 arrancamos esta aventura tan especial. A las 3 de la tarde quedamos en el aeropuerto de Barcelona todos los miembros restantes del equipo de organización, otra parte lleva en Nepal desde hace una semana. La idea era hacer la segunda partida desde un punto único, Barcelona, con todo el material técnico y humano necesario para esta carrera que, a la vista de los números que manejamos, es muy alto.

De Barcelona cogemos un vuelo dirección a Estambul, tres horas de vuelo que se nos hacen cortas. A eso de las 11:00 (hora local) llegamos a la capital de Turquía para hacer el transbordo, la locura asiática ya se empieza a notar (y eso que no hemos cambiado, aún, de continente).

A la 1:13 tenemos el siguiente vuelo, esta vez son 8 nada despreciables horas de vuelo que nos llevan al corazón del Himalaya, al valle de Katmandú, a Katmandú. En la capital nepalí la cosa cambia, y cambia mucho. Un caos de ciudad, de tráfico, de gente. Un caos que organiza a toda esta gente, más de un millón de personas conviviendo en esta ciudad sin horarios, sin semáforos, a veces sin prisa, todo aquello que nos esperábamos, pues todo eso ya está aquí.

Llegados al aeropuerto nos reciben con coronas de flores y esto, aunque lo hayas visto muchas veces en fotos o en la tele, la verdad es que hace mucha ilusión. En el hotel nos recibe parte de la Organización, que lleva una semana aquí y ya se ha encargado de marcar y preparar avituallamientos, campamentos y un sinfín de trámites administrativos que no cabrían en una crónica de estas.

Son las 15:00 y estamos bastante cansados, y hambrientos, así que nos vamos a comer, a un sitio que no nos va defraudar: dhal bath (plato nacional nepalí) a un precio demasiado barato para un occidental, una experiencia picante de las que nos gustan a los que disfrutamos con la cocina especiada.
Tras la comida, reunión, breve, técnica y descarga de materiales, colocación en orden de muchos de ellos. Se nos hacen las 18:00 y ya es de noche en Katmandú.

Aunque el cansancio se nota, desde el viernes hemos dormido apenas hora y media, y hemos recorrido casi 8.000 kms, tenemos ánimo para dar una vuelta por la ciudad, ¿cómo no?, haciendo la turistada del día y visitando la zona de Thamel, conocida por su vida nocturna y las falsificaciones de marcas de ropa de montaña. Encantador el sitio, con mezcla de todo: montañeros, mochileros, tráfico enloquecido, alguna disputa por el mismo tráfico, viajeros, locales, bares, tiendas y algún que otro templo.

Buscamos la tranquilidad del hotel y nos recogemos, son las 23:00 hora local y la máquina no da más de sí.

 

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