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El infierno más deseado del trailrunning

Frozen Head, en Tennessee, volverá a ser muy pronto el escenario de una atípica prueba en la que se han forjado historias que ya son leyendas del trailrunning y que año tras año convierte este pequeño rincón de Estados Unidos en el centro de todas las miradas.

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Una carrera cuya base de su recorrido es el que siguió un preso al fugarse de una cárcel de máxima seguridad es, de partida, poco corriente. Que el recorrido no esté marcado, que tengas que orientarte utilizando mapa y brújula y que no tenga fecha ni hora definida de inicio es más inusual todavía. Que para acreditar que se ha completado el trazado correcto de los cinco bucles que conforman las cien millas haya que arrancar la página correspondiente a tu dorsal de un libro situado en un lugar del que sólo conoces las coordenadas la hace casi imposible. Que desde 1986 sólo hayan completado las 100 millas 15 personas da idea de lo que es la Barkley Marathons.

La prisión era Brushy Mountain. El preso que escapó, James Earl Ray, nada más y nada menos que el asesino de Martin Luther King. El lugar donde está situada Brushy Mountain es Frozen Head State, en el estado de Tennessee. Y la distancia que consiguió recorrer en su fuga de 60 horas… 12 kilómetros. Ese es el terreno de juego de la Barkley Marathons. Colinas con desniveles imposibles, maleza por la que apenas se puede transitar, bosques impenetrables.

Para muchos, Barkley no puede considerarse una carrera. Para muchos otros sólo su nombre traslada a un escenario de sufrimiento y de epopeyas, de historias que se han convertido en leyendas del trailrunning. Barkley es el lugar donde Brett Maune se reivindicó, donde Nick Hollon se convirtió en una realidad, donde Jared Campbell ha conseguido vencer en tres ocasiones. Barkley es más conocida cada año. Su leyenda traspasa las fronteras de Estados Unidos y conseguir participar en ella se está convirtiendo en objetivo de corredores de todo el mundo. En las últimas ediciones de 2016, 2017 y 2018 hemos podido ver a corredores como el nombrado Jared Campbell, Gary Robbins, Ty Draney, Jamil Coury o Benoit Laval. 2018 fue el año en el que un español participó en Barkley. Era Josep Barberillo y consiguió finalizar un bucle.

Todo en Barkley es una incógnita, y este año más que nunca. Lazarus se ha propuesto para esta edición volver a sus orígenes. En los últimos años el crecimiento de Barkley había hecho que la prueba perdiera parte de su esencia, corría el peligro de morir de éxito y ser una carrera más del calendario. En 2019 se recuperará el secretismo y se controlarán más si cabe las noticias que salgan de Frozen Head.

Territorio Trail, con nuestros compañeros Neisa Condemaita y Andrew Arbuckle volverá a desplazarse a Tenneessee, pero con una cobertura diferente a la que os tenemos acostumbrados, respetando las reglas de Lazarus Lake.

Lazarus Lake es su creador. El es Barkley y Barkley es él. Alguien que piensa que todo lo que es estresante para el corredor es bueno para la carrera. La inscripción casi imposible, la incógnita del día de comienzo o el campamento en Frozen Head esperando el toque de corneta son sólo algunos ejemplos.

La fecha de la Barkley acostumbra a ser un fin de semana entre marzo y abril que sólo los que participan conocen. Sesenta minutos después del toque de corneta, cuando Lazarus enciende su cigarrillo, comienzan las sesenta horas de tiempo límite para completar los cinco bucles de 20 millas y los 20000 metros de desnivel acumulado.

Falta muy poco para la edición 2019

 

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